Por Jorge Luis Terreros Sánchez
Las comunidades wixaritari tienen un respeto hacia la naturaleza porque es ahí donde se representan sus lugares sagrados y antepasados que les dan identidad y brindan ayuda en la actualidad.
En 2006 la Secretaría de Educación Pública (SEP) imprime el libro “Wixárika, un pueblo en comunicación”, donde la autora Luz Chapela, creadora de diversos modelos educativos para el desarrollo comunitario y cultural, explica que en cada uno de los elementos de la naturaleza, los wixaritari tienen un dios y a cada uno de sus dioses lo quieren de manera especial.
Se pueden tomar como ejemplo los siguientes casos:
Tatewarí, el abuelo fuego.
Nakawé, la madre agua, la madre de todos los dioses.
Yurienaka, la madre tierra.
Otwanaka, la madre maíz.
Ereno, la Luna, la diosa del amor.
Kumatame, el dios del canto y padre del maíz.
Tayeupa o Tau, el padre Sol.
Tamátsimáxakwaxí, el hermano venado, amigo del Sol, el bien querido, el que más sabe.
Los wixaritari tienen un vínculo espiritual y físico unificado con su lugares sagrados, sus ancestros, seres vivos y con todos los miembros de la comunidad. En ese sentido, se articula un proceso de comunicación, aprendizaje y reflexión llamado “niérika”, un sistema que permite a los wixaritari entrar en contacto con la vida misma, con los antepasados, con la historia de su pueblo y, de manera compleja y rica, con toda la sabiduría acumulada en el universo.
La forma en la que se establece la conexión es a través de los rituales que la comunidad destina específicamente para una tarea ya sea cosecha, presentación de nuevos miembros de la comunidad, solicitud de nombramiento para representantes o para algún consejo. Es por el niérika que los wixaritari se asoman al mundo de los dioses, el mismo mundo de sus antepasados, y los dioses se asoman al mundo de las personas y a la naturaleza.
Los elementos que se conjuntan para llevar a cabo el niérika son los elementos de la naturaleza representado en sus dioses, antepasados, lugares sagrados, plantas, alimentos y seres vivos con los que interactúan en los que destacan: el sol, peyote (hikuri), la pintura en el rostro (donde simulan el nacimiento del sol), el espejo (donde se refleja la esencia de las personas y se representa en los cuerpos de agua y sirve como enlace con el mundo de los dioses), el baile del enredo (un espacio ritual donde con su danza trazan sobre la superficie de la tierra una especie de caracol en busca de un centro); asimismo, otros elementos distintivos como el pozo de coamil, discos de piedra (tepari), ojos en las casas, flechas de carrizo (muwieri), jícaras (xucuri), velas (katira) y los ojos de dios (tsik+ri).
Por tanto, en el pueblo wixárika nunca habrá individualidades, existe una consciencia colectiva acordada donde todo se mira en conjunto, cualquier acción afecta y/o beneficia a la comunidad: todo es parte de todos.
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